Práctica digna

Práctica digna de Yoga

De acuerdo a mi experiencia como practicante de Yoga, los beneficios comienzan a asimilarse cuando convertimos el entrenamiento en una práctica digna. Cuando la práctica es respetuosa y sostenible en el tiempo, podemos obtener valiosos frutos que se incorporan al cuerpo y la mente de manera profunda.

Principios de una práctica digna

Para que una práctica sea digna, propongo seguir los siguientes principios: atención, respiración, precisión, adaptación.

Atención

Mujer practicando Sirsasana, postura de Yoga invertida

Una práctica sostenible requiere un estado de introspección. Este estado se logra entrenando la atención. Si llevamos la atención hacia el interior, podemos descubrir la verdadera riqueza de la práctica: la acción conjunta del cuerpo y la mente. La atención crea un diálogo entre ambos: la consciencia recibe la información de los estímulos corporales, y le comunica al cuerpo cómo adaptarse ante ellos.

Respiración

Profesor de Yoga enseñando cómo respirar

La respiración es el hilo conductor de una práctica sostenible de Yoga. Es el eje que le da estructura, continuidad, flujo y el principal medio de conexión con el presente. La respiración transforma los movimientos corporales en acciones conscientes. La consciencia sobre flujo respiratorio es tan importante que no solo energiza y purifica el cuerpo. Su influencia atraviesa nuestras dimensiones física, emocional, mental y espiritual. Por esta razón, si la convertimos en el centro de la práctica, nos abrimos a explorar la integración del ser.

Concisión

Profesor de Yoga ajustando Sirsasana

El esfuerzo mental y corporal que requiere una práctica sostenible debe siempre ser medido. El esfuerzo ideal busca ser conciso: es justo y suficiente para energizar el sistema cuerpo-mente, y no sobrepasa sus límites. Esto se traduce en habitar el propio cuerpo: es una intensa sensación de presencia, evitando tensiones y daños a la estructura física.

Adaptación

Profesor de Yoga guiando Savasana

Para que una práctica sea sostenible necesita enfrentarse constructivamente a las dificultades del proceso. Cuando se presentan obstáculos durante la práctica (una postura que no se puede realizar, una parte del cuerpo que no responde como se esperaba o una ráfaga de pensamientos que distraen), es la oportunidad perfecta para entrenar la adaptación. Una reacción natural sería desistir y abrirse a la frustración. El enfoque adaptativo invita, primero, a observar qué está pasando. Si la interrupción del proceso no puede ser reestructurada en el momento, conviene aceptarla, y luego abordarla desde otra perspectiva.


Estos principios funcionan tanto a nivel global como a nivel particular dentro del proceso. Es decir, pueden ser aplicados a la práctica como estilo de vida, durante el transcurso de cada clase, a una postura específica e incluso a un movimiento singular. De hecho, creo que justamente esa es la clave: realizar un entrenamiento sostenible comienza al convertir los movimientos singulares en acciones conscientes.